Taylor definió en 2007 el ejercicio terapéutico como: «la prescripción de un programa de actividad física que involucra al paciente en la tarea voluntaria de realizar una contracción muscular y/o movimiento corporal, con el objetivo de aliviar los síntomas, mejorar la función, o mejorar, mantener o frenar el deterioro de la salud»
Uno de los problemas más habituales actualmente es la aparición de dolor neuro-musculo-esquelético. En cualquier acción a lo largo del día hay una coordinación de diferentes grupos musculares para realizar movimientos, mantener la postura o realizar una actividad deportiva. Todo ello requiere de una correcta activación muscular. Las ya mencionadas posturas mantenidas generan cierta isquemia muscular que puede desencadenar dolor.
Dicho dolor produce una inhibición refleja en ciertos músculos que pasan a «desactivarse», otros tienden a coger demasiado tono o se sobrecargan por intentar compensar la falta de «trabajo» de los inhibidos. Esto de forma repetitiva acabará generando disfunciones en la movilidad que puede derivar en dolor neuro-musculo-esquelético. Algunos estudios demuestran que, por ejemplo, en dolor lumbar crónico ciertos músculos llegan a cambiar su estructura perdiendo capacidad contráctil debido a este círculo de dolor- inhibición. O en esguinces de tobillo existe un déficit propioceptivo que no se soluciona espontáneamente, sino que requiere un programa específico de ejercicios para volver a la normalidad.
De la misma forma una disfunción articular puede generar una inhibición muscular, conocida como inhibición artromiogénica que puede repercutir en una disminución de la propia estabilidad articular.
Por todo esto es muy importante el trabajo de los desequilibrios musculares, y de la mejoría en la coordinación y activación muscular. Esto se consigue mediante diferentes tipos de ejercicio. Movilidad articular, activación muscular, flexibilidad estática y dinámica, fortalecimiento, propiocepción, ejercicios neurodinámicos, respiratorios…
Tras realizar una correcta evaluación en base al estado de salud, forma física, gesto biomecánico en deportistas, dolor neuro-musculo- esquelético y su progresión en el tiempo se propondrá el tipo de ejercicio más adecuado, en función de las circunstancias personales. Dichos ejercicios irán variando según se va avanzando en el proceso de recuperación. La carga, número de repeticiones, velocidad o intensidad se irán adaptando a cada etapa corrigiendo o aprendiendo nuevos patrones de movimiento.